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Adolfo Mejía Navarro, nacido en San Luis de Sincé el 5 de febrero de 1905 y fallecido en Cartagena de Indias el 6 de julio de 1973, es una figura emblemática en la historia musical de Colombia. Su vida, marcada por la pasión por la música y la cultura, refleja la riqueza de un legado que trasciende generaciones.

Inicios de Mejía Navarro

Desde su infancia, Mejía estuvo rodeado de música, influenciado por su padre, un artista multifacético. A los 11 años, se trasladó a Cartagena, donde su amor por la ciudad y su cultura floreció.

Este amor quedó inmortalizado en su conocido bolero “Cartagena”, una pieza que poéticamente retrata la esencia de la ciudad amurallada.

Mejía fue un hombre de vasta cultura, hablando idiomas como árabe, griego, alemán, francés, italiano e inglés, además de su lengua materna, el español.

Su bohemia se complementaba con reuniones en cafés populares de Cartagena, donde se debatía sobre filosofía y artes, y se recitaban poemas. La guitarra era su instrumento favorito, pero fue en el piano donde su destreza brilló con mayor intensidad.

Adolfo Mejía Navarro
Plaza de San Diego, Cartagena de Indias.

Su contribución a la música colombiana es inmensa

No solo se refleja como intérprete sino también como compositor. Entre sus obras más destacadas se encuentran danzas tradicionales como “Pincho” y “Trini”, la zamba “Manopili”, y preludios pianísticos en tonalidades de Re Bemol y Fa Menor.

Se destacan también bambucos, pasillos, valses y piezas que reflejan la influencia del impresionismo, tales como “El burrito” y “Luminosidad de aguas”. Además, abarca composiciones religiosas, corales, himnos, canciones, obras sinfónicas, música para bandas y ensambles de cámara.

El Conservatorio Adolfo Mejía de Unibac, en alianza con el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, ha rendido tributo a Mejía, resaltando la importancia de su obra y su contribución a la música clásica colombiana. Su legado sigue inspirando a nuevas generaciones de músicos y amantes de la música en Colombia y más allá.

Adolfo Mejía Navarro no fue solo un músico y compositor; fue un educador, un políglota, un bohemio y, sobre todo, un colombiano ilustre que con su arte supo capturar la esencia de su tierra y su gente. Su música sigue resonando, un eco eterno de la identidad cultural de Colombia.

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Kenny

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